Publicamos un nuevo miniCASO que nos ha preparado el Dr. Gómez de Diego.


LA PREGUNTA

Este es un caso muy curioso y afortunadamente cada vez más raro de lesión de la válvula tricúspide.

¿Qué ha pasado aquí?

 


LA RESPUESTA

Después de dar varias vueltas a las imágenes, está claro que no hay válvula tricúspide por ningún sitio. ¿Qué ha pasado? Este es el resultado de una resección quirúrgica de la válvula.

Para entender el problema hay que remontarse a una época en la que había una auténtica epidemia de usuarios de drogas de abuso por vía intravenosa, que estaban dispuestos literalmente a meterse cualquier cosa por las venas en la búsqueda del siguiente chute. La consecuencia era el desarrollo de endocarditis en la válvula tricúspide. Al paciente se le ingresaba, trataba y curaba, o se le ponía una prótesis… y a las dos horas del alta se había administrado una nueva dosis de droga adulterada con lo que al día siguiente reingresaba por una nueva endocarditis tricúspide.

Había casos tan desesperados en los que se llegaba a la conclusión de que lo que había que hacer era quitarle al paciente la válvula. Como solución de la endocarditis recurrente era radical pero muy efectiva. El paciente quedaba con insuficiencia tricúspide libre, pero el corazón se adaptaba y desde luego el pronóstico era infinitamente mejor que el de encadenar una endocarditis tras otra.

Todavía tenemos en seguimiento alguno de estos pacientes con resección de la tricúspide. El ventrículo derecho se dilata en consecuencia. Y aparece un chorro de insuficiencia muy particular que se ve como una mancha de flujo en azul sin turbulencia. Si metemos el Doppler podemos comprobar que el flujo de insuficiencia tiene velocidad baja. ¡El flujo no acelera porque no encuentra resistencia! Y sin resistencia al flujo no hay gradiente de presión.

Este caso es también útil para las personas que asocian de forma confundida insuficiencia tricúspide grande con hipertensión pulmonar grave. Este paciente tiene la insuficiencia tricúspide más grande del mundo y no hay gradiente entre aurícula y ventrículo derecho.


José Juan Gómez de Diego