La inteligencia artificial (IA) es una disciplina técnico-científica que en los últimos años ha presentado un potencial de desarrollo espectacular produciendo una revolución similar a la que generó en el siglo XIX la revolución industrial. La IA invade gran parte de nuestras actividades diarias, desde las simples como es dirigirse con Google Maps a nuestro trabajo diario, a las mas complejas como calcular la fracción de eyección en un estudio ecocardiográfico que hemos realizado en ese trabajo diario. Andrew Ni, uno de los científicos más conocidos del campo, tratando de expresar su futura ubicuidad, define a la IA como “la electricidad del siglo XXI”.
A grandes alturas la presión barométrica en la atmósfera se reduce de forma significativa, lo que conlleva una disminución en la presión parcial de los gases que la componen, entre ellos el oxígeno. La exposición a estas condiciones, conocida como hipoxia hipobárica, provoca una serie de adaptaciones fisiológicas a distintos niveles del organismo (pulmonar, cardiovascular, hematológico, metabólico...) que tienen como objetivo mantener una oxigenación tisular adecuada que asegure el correcto funcionamiento del mismo(1). Estas adaptaciones tienen lugar en mayor o menor medida en todos los individuos, lo que supone una mejor capacidad de ejercicio en altura. Sin embargo, poblaciones crónicamente expuestas a estas condiciones, como los tibetanos y los sherpas, presentan diferencias fisiológicas significativas respecto a los caucásicos, que les confieren una mayor capacidad de ejercicio(2, 3).
La utilidad de la detección del calcio coronario como técnica de cribado de ateroesclerosis coronaria reside en mejorar la predicción del riesgo cardiovascular más allá de los clásicos factores de riesgo cardiovascular y de los índices de riesgo basados en ellos, en pacientes asintomáticos y sin enfermedad teroesclerótica conocida (prevención primaria). La detección del calcio coronario se realiza mediante la tomografía computarizada (técnica habitual en el sistema sanitario) o mediante tomografía de haz de electrones. La técnica es cómoda y rápida para el paciente, barata (aproximadamente una cuarta parte del valor de una angiografía coronaria no invasiva con TC) y emite una dosis pequeña de radiación comparable a la de una mamografía.
La insuficiencia cardíaca en fase avanzada es una de las principales causas de morbimortalidad en la actualidad, y el trasplante cardíaco (TC) es el tratamiento óptimo de estos pacientes. El TC conlleva potenciales complicaciones, es importante el diagnóstico precoz de las mismas para un manejo correcto en el seguimiento. A pesar de los avances en la terapia inmunosupresora el rechazo agudo (RA) es una complicación frecuente, entre 20-30% en primer año post-TC y supone una causa importante de mortalidad.
Es un hecho que la llegada al diagnóstico clínico en Cardiología de las técnicas de ecocardiografia ha significado uno de los cambios más importantes en el campo del diagnóstico de las enfermedades cardíacas de los últimos 125 años. La revolución producida en estos últimos 40 años fue comparable a la introducción del electrocardiograma a principio del siglo XX. El gran desarrollo de la técnica en sus diferentes modalidades, ha impregnado otras áreas dentro de las unidades del corazón: laboratorio de hemodinámica, unidad coronaria y reanimación, cirugía cardíaca, urgencias cardíacas, laboratorio de electrofisiología. En todas estas áreas, la ecocardiografía realizada por el cardiólogo dedicado o experto en esta técnica y utilizado de manera apropiada, según las guías de práctica clínica, ha significado un mejor reconocimiento de la patología cardíaca del paciente, con importantes implicaciones pronósticas y terapéuticas.
Si este tema tiene espacio en una revista sobre imagen cardíaca sería la primera pregunta a realizarse, lo que no se podrá negar es que los editores de RETIC son unos grandes creyentes en su valor docente y formativo desde hace mucho tiempo. Pero a ti lector, es mi función intentar convencerte e incluirte como un ferviente seguidor de esta tendencia imparable.
Han pasado más de 60 años desde que en mayo de 1953 en la Universidad de Lund I. Edler realizara la primera ecocardiografía de la historia con el equipo diseñado por el ingeniero CH Hertz. Desde su nacimiento la ecocardiografía ha ido incorporando desarrollos tecnológicos que han completado el poder de los ultrasonidos como potente herramienta diagnóstica. Así, entre otros, tenemos la ecocardiografía transesofágica, la ecocardiografía de contraste, la ecocardiografía bidimensional TEE en tiempo real, la ecocardiografía de estrés, el Doppler de tejidos o el modo M anatómico.
La ecocardiografía es actualmente uno de los más importantes métodos de diagnóstico, pronóstico y apoyo en el intervencionismo para las más diversas cardiopatías. Poco conocido es el hecho que el doctor Jerónimo N Guastavino, un precursor de la cirugía cardiovascular argentina, a finales del año 1946, relató su experiencia con el primer localizador ultrasónico para aplicaciones médicas (LUPAM), inventado por el ingeniero RP Mc Loughlin, que permitía mostrar ecos de huesos, cálculos y del corazón y válvulas en modo A(1). Todo ello antes de la utilización del primer ecocardiógrafo en 1953, en Suecia, por Inge Edler y Carl Hellmuth Hertz.
Las técnicas de imagen cardíaca son sin lugar a duda la revolución más importante que se ha producido en el campo de la cardiología en los últimos 50 años. Muchas de estas tecnologías se han integrado para aportar una mayor exactitud diagnóstica y un mejor cuidado del paciente. Como regla general, aportan una imagen detallada de la estructura y función cardíaca y de los vasos sanguíneos. Los rápidos avances tecnológicos y su incorporación exigen un amplio conocimiento de las diferentes metodologías de imagen. La ecocardiografía, la imagen nuclear (con SPECT, del inglés single photon emission computed tomography, o con PET, del inglés positron emission tomography), la resonancia magnética cardiovascular y la tomografía computarizada cardíaca son hoy en día parte integral del cuidado cardiovascular, piezas fundamentales de información pronóstica, evaluación diagnóstica y tratamiento correcto.
Hoy se cumple otro hito de la estratégica alianza de la Sociedad Española de Imagen Cardíaca con ECOSIAC: la Revista de Ecocardiografía Práctica y otras Técnicas de Imagen, una revista electrónica conjunta. A la importante participación de ECOSIAC en los cursos anuales de Imagen Cardíaca en Madrid, y en los Másters de Ecocardiografía Transesofágica y de Ecocardiografía para Técnicos, se suma ahora la revista Rev Ecocar Pract, que es una tarea emprendida por las dos sociedades que beneficiará a los amantes de la imagen cardíaca de toda España y América.