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Víctor Darú
Edgardo Izcovich
Antonio Piazza
Servicios de Cardiología y de Cirugía Cardiovascular. Sanatorio de la Trinidad Mitre. Buenos Aires, Argentina.
Presentación del caso
Los aneurismas coronarios constituyen una entidad de baja prevalencia, con un amplio espectro de presentaciones clínicas, que van desde su descubrimiento casual en pacientes asintomáticos (gran mayoría) a condiciones graves como la tromboembolia con síndrome coronario agudo o la ruptura. Se definen como la dilatación localizada de un vaso coronario que excede 1,5 veces el diámetro del segmento coronario más amplio o del segmento adyacente1. Puede adquirir grandes dimensiones, considerándose aneurisma gigante cuando excede los 20 o 40 mm de diámetro según distintos autores2.
Presentamos el caso de una paciente de 37 años de edad, con hipertensión arterial en estadio I, con antecedentes de un episodio de dolor precordial 8 meses atrás, en el que se detecta derrame pericárdico que evoluciona en forma favorable con antiinflamatorios.
En control ambulatorio refiere disnea de esfuerzo en clase funcional II y se detecta un soplo continuo en mesocardio. Un ecocardiograma Doppler cardíaco mostró dilatación de cavidades derechas, con una estructura compleja auricular, por lo que fue remitida a estudio transesofágico.
Estudio de imágenes





Se efectuó la resección parcial de la pared del aneurisma, cerrando la cavidad remanente y cerrando la arteria coronaria derecha proximal con un parche de pericardio, más puente venoso aortocoronario hacia el tercio medio de coronaria derecha, con anastomosis termino terminal.
En el postoperatorio presentó pericarditis recurrente, con buena evolución en el seguimiento posterior.
Discusión
La prevalencia de aneurismas coronarios varía entre 0,15 y 4% de las coronariografías, los aneurismas gigantes se reconocen en 0,02 to 0,20 % y los que exceden los 50 mm de diámetro representan solo el 0,02% de las arteriografías coronarias.
Su etiología es variada. En adultos predomina la ateroesclerosis, en niños y jóvenes la enfermedad de Kawasaki. Se han descrito aneurismas congénitos, traumáticos, en entidades inflamatorias como el lupus eritemtoso, sarcoidosis, enf de Behcet, secundarios a angioplastia coronaria, aterectomía direccional, o post implante de stents liberadores de fármacos.
Predominan los localizados en la arteria coronaria derecha proximal, luego en la arteria descendente anterior, riendo raros los que comprometen el tronco de coronaria izquierda o la arteria circunfleja. El aneurisma puede ser fusiforme (probablemente ateroesclerótico) o sacular, condición que favorece la ruptura, la trombosis o la fistulización. La dilatación modifica el perfil de flujo, con éstasis, mayor tendencia a la trombosis con oclusión y/o embolización e hipoperfusión distal con angina de pecho3.
En su evolución, además de la tromboembolia pueden ir a la ruptura, fistulización a cavidades (predominantemente de baja presión, como aurícula derecha, arteria pulmonar, ventrículo derecho, seno coronario, más raramente a cavidades izquierdas o vena cava superior) o bien a pericardio con taponamiento. Pueden generar compresión de estructuras adyacentes5.
Corresponde el diagnóstico diferencial con los aneurismas de senos de Valsalva y los muy infrecuentes pseudoaneurismas coronarios espontáneos.
En este caso el ecocardiograma transesofágico ha permitido un análisis detallado de la vinculación de la estructura con la arteria coronaria derecha y ha permitido conocer la dinámica circulatoria peculiar y la ausencia de trombosis y muestra la compleja relación con el septum interauricular4.
La tomografía computada precisa la anatomía, sugiere el origen ateroesclerótico al señalar las calcificaciones parietales, permitiendo la valoración de los segmentos distales de la coronaria derecha, que fueron mal visualizados en la coronariografía selectiva por dilución del contraste en la fistula a aurícula derecha.
En pacientes que reciben reparación de lesiones complejas es imprescindible disponer de imágenes transesofágicas intraoperatorias o del postoperatorio inmediato, como dato comparativo en la evolución, ya que las estructuras residuales por reparaciones no convencionales (como la cavidad aneurismática) pueden ser confundidas con abscesos o colecciones.
Los aneurismas coronarios han sido tratados con embolización de coils, con implante de stents recubiertos y en caso de tromboembolia distal con antiagregación y/o anticoagulación. La cirugía es el camino preferido cuando existe compresión de estructuras adyacentes, fistulización o ruptura contenida en pericardio. La fistulización requiere el cierre de los orificios proximal y distal, y la eventual revascularización del lecho distal.
- Debe considerarse la posibilidad de aneurisma y/o fistula coronaria a toda estructura hipoecoica vinculada a la aurícula derecha o el septum interauricular.
- Se insiste en el reconocimiento sistemático de los segmentos proximales de los vasos coronarios, para analizar su sitio de implante, trayecto, modificaciones del calibre por lesión anatómica o hiperflujo por fístulas.
Bibliografía
- Swaye PS, Fisher LD, Litwin P, Vignola PA, Judkins MP, Kemp HG, Mudd JG, Gosselin AJ. Aneurysmal Coronary Artery Disease Circulation. 1983 Jan;67(1):134-8.
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- Banfi C, Vincentelli A, Ennezat PV, Midulla M, Alibrahim M, Rousse N, Prat A, Juthier F. A covered rupture of a giant right coronary artery aneurysm in the right atrium wall. Int J Cardiol. 2014 Jul 1;174(3):e120-1.
- Sawai T, Nakahira J, Minami T. Usefulness of intraoperative transesophageal echocardiography for evaluation of circumflex coronary artery fistula with ruptured aneurysm draining into coronary sinus J Anesth. 2015 Dec;29(6):962-6
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