La insuficiencia tricuspídea es la afección más frecuente de la válvula tricúspide, siendo en su mayoría secundaria a afecciones que determinan sobrecarga del ventrículo derecho y menos frecuentemente primaria, adquirida o congénita. En su forma leve se presenta con mucha frecuencia en sujetos sanos, siendo su evolución benigna. Existen formas moderadas y severas que, cualquiera sea su etiología, pueden constituirse en un problema de difícil resolución para el médico clínico. El ventrículo derecho puede llegar al daño miocárdico irreversible por sobrecarga crónica. La IT aumenta la morbimortalidad en forma significativa. No suele producir síntomas , aunque en la IT grave encontraremos la típica del fallo cardíaco derecho con pulsaciones cervicales, disnea, hepatomegalia, edemas en miembros inferiores, etc. A la exploración física un soplo holosistólico que se ausculta mejor en el borde medioesternal o esternal inferior izquierdo. Es típica la fibrilación auricular. El diagnóstico se basa en el examen físico y la ecocardiografía que ha tomado el papel princial y permite cuantificarla siendo una medición habitualmente multiparamétrica. La RM cardíaca actualmente constituye el método preferido para evaluar el tamaño y la función del VD, que se debe efectuar en forma típica cuando la calidad de la imagen ecocardiográfica es inadecuada.
El tratamiento médico es sintomático y fisiopatológico. Los resultados son favorables a la reparación en comparación con la sustitución valvular. Sin embargo, cuando existe una deformación anatómica primaria se opta por la sustitución con bioprótesis o con válvula mecánica.
Recientemente cada vez existe más interés en la valoración de la insuficiencia tricúspidea y una graduación de está más ajustada a su impacto pronóstico. Hoy en día se considera que la IT masiva conlleva al remodelado del ventrículo derecho con un consiguiente aumento de la mortalidad. El interés del artículo analizado reside en que los autores tratan de demostrar la utilidad de utilizar la medición de la vena contracta como parámetro único a la hora de graduar la insuficiencia tricuspídea, pudiendo localizar de una manera rápida aquellos pacientes que se beneficiarían de una intervención percutánea
Desde la introducción de la ecocardiografía como herramienta fundamental en el cuidado del paciente crítico, la educación y enseñanza de la misma ha tenido una tendencia enfocada a un examen dedicado a descartar patologías graves mediante la visualización de las estructuras cardiaca (disfunción sistólica ventricular izquierda, derrame pericárdico/taponamiento, datos de hipertensión pulmonar y tamaño de ventrículo derecho) en un paciente con compromiso hemodinámico.
Sin embargo, la valoración de la función diastólica es una practica menos común y que aporta gran información. La medición y evaluación es un elemento fundamental en críticos, siendo el paciente séptico un ejemplo típico con un importante trastorno hemodinámico que precisa una resucitación precoz. La fluidoterapia es un paso inicial clave en esta patología y la respuesta a la sobrecarga de volumen se debe reevaluar constantemente.
La función diastólica también es precisa o es conveniente realizar su valoración en otras diversas situaciones en el paciente crítico como por ejemplo el edema pulmonar cardiogénico y no cardiogénico, el infarto agudo de miocardio en fases agudas, el destete de la ventilación mecánica no invasiva entre otras(2,3).
El SARS-COV-2, causante de la enfermedad COVID-19, es un virus de la familiar Coronavirus que se une a las células mediante la enzima convertidora de angiotensina II que se expresa en las células alveolares pulmonares, en los miocitos cardíacos y en el endotelio vascular, entre otras. Es por ello que se ha visto como la afectación cardiaca forma parte de las complicaciones evidenciadas por dicha infección siendo la disfunción del ventrículo derecho uno de los principales causantes de dichas alteraciones.
Kim J et al han llevado a cabo un estudio observacional multicéntrico cuyo objetivo principal era comprobar el valor pronóstico de la alteración del ventrículo derecho ya sea por dilatación o por disfunción ventricular concluyendo que la remodelación adversa del ventrículo derecho tiene un valor pronóstico en la mortalidad por COVID-19 independiente de la valoración clínica y de los biomarcadores.
No obstante, ¿es aplicable los resultados de este estudio en la práctica clínica habitual? y, por otro lado, incluso más importante ¿existen alternativas terapéuticas que nos permitan modificar dicho pronóstico?
La anestesia espinal está asociada con severas alteraciones hemodinámicas, dadas por la disminución de las resistencias vasculares sistémicas y de la precarga cardíaca. En los pacientes ancianos existe una marcada tendencia a la deshidratación, y si bien el ultrasonido ha demostrado ser útil en diagnosticar esta condición de hipovolemia en estos pacientes, medidas ecocardiográficas aisladas no han demostrado ser útiles en anticipar la hipotensión arterial por anestesia espinal, evento asociado a mayor morbilidad y mortalidad perioperatoria. Dada la necesidad imperativa de prevenir estas deletéreas alteraciones hemodinámicas, se plantea determinar en este sentido el valor predictivo de una relación entre dos mediciones obtenidas mediante ecocardiografía transtorácica: una estática, el diámetro máximo de la vena cava inferior (dIVCmax) y una dinámica, el índice de colapsabilidad de la vena cava inferior (IVCCI).
La evaluación de la respuesta a fluidos en pacientes críticos con insuficiencia circulatoria se basa en parámetros ecocardiográficos dinámicos. Los estudios hasta la fecha realizados, han validado valores umbrales en poblaciones pequeñas, sobre todo en pacientes con shock séptico. Este artículo pretende determinar la precisión diagnóstica de los parámetros dinámicos utilizados para predecir la respuesta a líquidos en pacientes ventilados con shock de cualquier etiología siendo evaluados hemodinámicamente mediante ecocardiografía.
La función diastólica del ventrículo izquierdo juega un papel importante para determinar el llenado ventricular y el volumen latido. Las presiones de llenado del ventrículo izquierdo y el grado de función diastólica pueden determinarse de forma precisa por una serie de parámetros ecocardiográficos. Se sabe que la disfunción diastólica es un factor de riesgo independiente para eventos cardiovasculares adversos después de cirugía cardiovascular y no cardíaca; si bien, no están claros qué parámetros específicos de disfunción diastólica son más útiles para predecir los resultados después de cirugía cardíaca. Los autores del artículo plantean la hipótesis de que después de cirugía cardíaca un mayor grado de disfunción diastólica se asociará con mayor riesgo de mortalidad postoperatoria, aumento de la estancia hospitalaria y mayor duración de la ventilación mecánica postoperatoria.
La patología ortopédica relacionada con fractura de cadera se considera un problema de salud pública, debido a su alta incidencia, así como al impacto personal, social y económico. Desgraciadamente las complicaciones y la mortalidad después de la cirugía son inaceptablemente altas, esto obedece a que se trata de una población añosa y con múltiples comorbilidades, lo que confiere un alto riesgo quirúrgico. La valoración prequirúrgica, específicamente la evaluación cardiovascular, debe ser completa y detallada, sin que se retrase la cirugía más allá de 48 horas por realizar estudios diagnósticos adicionales, pues el riesgo de eventos adversos es mayor. Es en este escenario donde se plantea la hipótesis de que el ultrasonido cardiaco focalizado puede ser trascendental para complementar la valoración cardiaca, modificar los diagnósticos del paciente y con base en los hallazgos, alterar el manejo perioperatorio del caso, buscando disminuir la morbimortalidad asociada al procedimiento.
El paciente crítico que precisa de ventilación mecánica sigue siendo un reto y un misterio en algunos aspectos. Los clínicos saben cuándo comenzar la ventilación mecánica, pero es un mar de dudas el que sobreviene cuando llega el momento de retirarla, dado el carácter pasivo en el que se encuentran estos pacientes y los múltiples factores que influyen en este contexto clínico. Afortunadamente, para mejorar el abordaje de estos pacientes, los clínicos están entendiendo que la interacción corazón-pulmón es un todo, donde no se entendería el uno sin el otro, fundamentalmente desde un punto de vista hemodinámico. Entendiendo que este es el camino, es la ecocardiografía una de las principales herramientas que nos van a guiar a través de él. En este artículo vamos a tratar de demostrar la determinante influencia que tiene la función diastólica en los pacientes a los que se les quiere retirar la ventilación mecánica.
La reanimación guiada por objetivos hemodinámicos en el paciente en shock séptico ha demostrado un gran impacto sobre la supervivencia(1). Aún así, no existen trabajos que apoyen que el uso rutinario de sistemas de monitorización hemodinámica en los pacientes críticos mejora su pronóstico. En la actualidad, existen múltiples dispositivos que nos permiten obtener información de la situación hemodinámica del paciente, aunque no existen estudios que demuestren superioridad de unos frente a otros. Es por ello que el impacto real de cada dispositivo va a depender de su fiabilidad así como de la comprensión de las bases fisiológicas e interpretación de las variables adquiridas y del conocimiento de sus limitaciones(2).
Se realiza un estudio comparativo multicéntrico en el que se pretende comparar el grado de concordancia en el uso de dos sistemas de monitorización hemodinámica en el paciente crítico en shock séptico bajo ventilación mecánica.
La disfunción miocárdica es una afectación común en los pacientes con sepsis. Es así, como en los últimos años, la relación existente entre disfunción ventricular izquierda (DVI), morbi-mortalidad, sepsis grave y shock séptico ha sido estudiada y bien documentada. Pero el ventrículo derecho (VD) siempre ha sido ese gran desconocido. En las ultimas décadas, ha surgido un interés creciente en establecer su relación con las diferentes afectaciones presentes en los pacientes ingresados en las unidades de cuidados intensivos (UCI), mas aun, con la sepsis grave y el shock séptico. Se han descrito múltiples índices para evaluar su función y el impacto como herramienta de valor pronostico. Así, la ratio entre el diámetro del VD/VI en fin de diástole (FD) se ha planteado como índice de valor pronostico en pacientes con embolismo pulmonar (EPA) e hipertensión pulmonar idiopática (HPI). En el estudio analizado en este trabajo, se plantea como hipótesis que el incremento de esta ratio estaría asociado a peor pronóstico en pacientes con sepsis grave y shock séptico.