Estas últimas tienen mayor utilidad para averiguar si el líquido pericárdico es hemático o de alta celularidad, puesto que en T1 tendrán más señal los derrames secundarios a TB o de origen tumoral (Figura 59).
La diferencia con la TC es su capacidad funcional, ya que calcula la función sistólica y diastólica del VI, así como los flujos transmitral y transtricúspide mediante secuencias de flujo (contraste de fase). Estas secuencias calculan la velocidad o el flujo a través de una sección, similar a como lo hace la ecocardiografía. Puede valorar el componente constrictivo de una pericarditis calcificada. También son muy útiles las secuencias denominadas en “tiempo real”, donde apreciamos el movimiento del septo interventricular y el movimiento paradójico del mismo (Figura 60).