Son secuencia con pulsos de radiofrecuencia que anulan la señal del miocardio. Se inyecta el gadolinio y se espera entre tres (realce precoz) y 10 o 15 minutos (realce tardío), observando qué zona del miocardio tiene señal y, por tanto, necrosis (blanco es muerte).
Si la necrosis es transmural o afecta a más del 75%, se asume que no es viable y no recuperable.
En muchas ocasiones, se aprecia una zona hipointensa dentro del área de realce (imagen), denominada fenómeno de no-reflow o de obstrucción microvascular, lo que es un signo de mal pronóstico (Figura 34).

Figura 34. Izquierda: En la imagen vemos el miocardio normal, “negro” en una secuencia de “realce tardío”. Derecha: Hiperintensidad subendocárdica típica de un infarto en la cara lateral (flecha).